Imágenes en Movimiento
1
Interpretando al huésped,
en su mansión,
mi hermano, finalmente,
me abandono.
Agotando los espacios de mi interior
hasta perfeccionarlos.
Destruyéndolos y
abandonándolos.
Amándolos hasta la locura
y odiándolos
como si fuera una misma
la razón
por la cual la tortura
no termina.
Piensa en voz alta y fracasa.
Pues el cumulo de malas ideas
persiste.
Como ternura incomprendida
disfrazando y
amordazando
los corazones sensibles
de un sádico
atemporal
para con su capítulo final.
Genéticamente programado
para contaminar
nuestra única
herencia
al final del día.
2
Entonces vuelven.
Los malos hábitos
junto a sus consecuentes cambios.
Perturbando e incordiando
la sutil existencia
de nuestro narrador
acorralado.
Como cuando perdió la cabeza,
por vez primera,
durante aquella interminable noche
de adelantadas
celebraciones.
Cuando se dejó arrastrar
hasta colisionar.
Tragándose su silencio para luego
vomitarlo.
Como un imbécil novato
atrapado
en su propio relato.
Lamiéndose las heridas,
hasta al amanecer,
sin buscar ni esperar
eso que dice sabe amar.
Observando.
Pensando y especulando.
Pues el relato ya, prácticamente,
Ha terminado,
junto al tiempo
compartido y vivido.
3
Sin embargo, su camino,
nunca termino.
Pues continuo rascándose
la cabeza
con utópicas ideas
de resurrección
y supuesta contingencia.
Patético e inútil
como el decepcionante
Fantasma
de todos los desgastados
inviernos
acumulados en su recamara.
Y así como la vergüenza
golpea más fuerte
cuando no se conoce el origen
verdadero
de nuestro miedo,
reflexiona
hasta la locura
Tratando y retornando.
Por sobre todo y con todo.
Pues está acabado.
Enamorado, sí,
pero desterrado.
Imágenes en Movimiento
Leave a comment
Comments feed for this article